A veces no resulta nada fácil reducir las rumiaciones o divagar de nuestro cerebro, por eso es necesario prestar atención y trabajar en ello. El Mindfulness, también conocido como atención plena o conciencia plena, es un poderoso recurso que permite desarrollar estados de bienestar, una práctica que favorece a la integración de la persona, reconociendo y regulando las emociones, los pensamientos y las acciones.
Se trata de conectar con el presente, liberándonos de las distracciones y preocupaciones del pasado y el futuro, permitiéndonos experimentar plenamente el aquí y ahora, observando la realidad tal y como es, sin juzgar y con plena apertura y aceptación, prestando una atención plena a los pensamientos, emociones y sensaciones corporales, una atención consciente a la experiencia del momento presente con interés y curiosidad, aceptando la situación sin tratar de cambiarla.
Para poder disfrutar de sus beneficios es necesario establecer una rutina de práctica diaria siguiendo una serie de pasos. ¿Te apuntas? ¡Comenzamos!!!
- Seleccionar un lugar tranquilo. Se trata de encontrar un sitio cómodo y adecuado en donde se. pueda estar libre de distracciones durante unos minutos, un lugar que pueda facilitar la meditación. Puede ser interior o exterior, lo importante es que sea el que se considere adecuado para cada uno.
- Acomodarse manteniendo la espalda recta. Sentarse como y en donde y como resulte más cómodo y práctico, lo importante es mantener la espalda recta para evitar tensiones musculares.
- Marcar pautas de tiempo y el objetivo de la práctica. Para empezar se pueden establecer unos pocos minutos y como objetivo es conveniente que sea de acorde a las necesidades de cada uno, como ejemplo podría ser mejorar la concentración, si es eso lo que uno necesita, reducir el ruido mental o el estrés, aumentar la conciencia emocional...
- Enfocar la atención. Se empieza cerrando los ojos y centrando la atención en la respiración, observando de forma minuciosa cómo entra y cómo sale el aire del cuerpo. Realizando respiraciones profundas y lentas, así se ayudará a oxigenar y relajar el cuerpo.
- Tomar consciencia de los pensamientos. Cuando la mente empiece a divagar recorriendo distintos pensamientos, es importante reconocer esos pensamientos, que se acepten y luego se vuelve a centrar la plena atención de nuevo en la respiración. Es importante acompañar las inhalaciones y exhalaciones y el recorrido que el aire hace por el cuerpo.
- Vamos un poco más allá, ahora al mismo tiempo que se acompaña la respiración se observa también lo que pasa en el cuerpo, las sensaciones y reacciones corporales. Centrar la atención en las sensaciones, sentir la piel, las extremidades del cuerpo, la tensión muscular, el calor, el frío, percibir cómo la respiración inunda los pulmones. Así, poco a poco se conseguirá gestionar el foco de atención, logrando llevarlo a estímulos sencillos, sin que nada interrumpa la atención.
- Sentir, observar y aceptar las emociones. Identificar y abrazar las emociones, aceptarlas sin juzgarlas.
- Ampliar la conciencia. Abrir la atención al detalle incluyendo sonidos, olores y otros aspectos minuciosos del entorno.
- Finalizar de forma gradual. Para finalizar la sesión, se empieza abriendo los ojos muy lentamente y poco a poco también a movilizar el cuerpo hasta restablecer la percepción del contexto y el entorno.
¿Cómo te has sentido? ¿Te ha costado conseguir el objetivo?.
Incorporar unos minutos de dedicación al mindfulness en la rutina diaria ayudará a tener una vida más equilibrada, más consciente y significativa.
A lo largo del post ya hemos ido avanzado algunos de los beneficios que, la literatura al respecto, le otorgan a esta práctica, beneficios afectivos, intrapersonales e interpersonales. Algunos de los más destacados se recogen en el siguiente cuadro,
- Mejora la salud mental, reducción y control del estrés y ansiedad: La atención plena en el ahora se centra en la observación y aceptación de los pensamientos y emociones, sin identificarse con ellos, evitando reacciones automáticas y descontroladas. Al mismo tiempo que permite abandonar el foco en las lamentaciones por el pasado o preocupaciones por futuro, lo que permite reducir la sintomatología ansiosa.
- Mejora la atención y la concentración: Promueve el enfoque y el control cognitivo, ya que ayuda a calmar la mente permitiendo así percibir con claridad. Por ello se considera que aumenta la capacidad de concentración y la atención.
- Mayor conciencia emocional: Ayuda a reconocer y comprender las emociones, mejorando de forma efectiva las habilidades de gestión y regulación emocional.
- Mayor autocontrol: la práctica de atención plena aumenta la autoconciencia y ayuda a tomar decisiones más conscientes, evitando reacciones impulsivas.
- Mejora la calidad del sueño y el descanso: ayuda a calmar nuestra mente reduciendo los pensamientos rumiantes y la ansiedad, permitiendo estar mucho más receptivos para el descanso, lo que ayuda a conciliar el sueño y a dormir mejor.
- Mejora las relaciones intrapersonales y aumenta autoaceptación: Fomenta la paciencia, la autocompasión y la aceptación de uno mismo, desarrollando así la capacidad de autorregulación y con ello una mayor satisfacción con la vida.
- Mejora las relaciones interpersonales: Al tomar consciencia de las propias emociones y pensamientos, incrementa la capacidad de entender a los demás, mostrando empatía y fomentando al mismo tiempo una mejor comunicación y relación con los otros de una forma más efectiva .
- Fomenta la resiliencia. Esta práctica promueve la actitud de aceptación y adaptación, actitud que ayuda a afrontar mejor los desafíos y adversidades que se presentan.
- Aumenta la satisfacción personal: promueve la disposición de apreciar más y mejor las pequeñas cosas de la vida y aumentar la satisfacción con lo que cada uno tiene.
¿Y tú , qué opinas de esta técnica?
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