Experimentar una madurez y vejez brillante y satisfactoria es, sin duda, el fruto de una vida bien vivida, una vida llena de experiencias enriquecedoras y aprendizajes. Se suele decir que ¡la vida es como un buen vino, mejora con el tiempo! ¿estás de acuerdo?
Durante la juventud se revela la frescura de la inocencia, la vitalidad y todas las promesas por el futuro. A medida que el tiempo avanza, las experiencias se van grabando en nuestra piel, huellas visibles que narran las historias vividas, los desafíos superados y las lecturas aprendidas. No cabe duda de que el paso del tiempo nos brinda una perspectiva evolucionada, en donde la madurez exalta la fugacidad del tiempo y la sabiduría se convierte en nuestra mejora amiga, una perspectiva desde la cual se suelen descubrir puntos más positivos de la vejez, puntos que desde la juventud posiblemente no se veían, y que hacen que la vida sea aún más fascinante.
El espejo de nuestro recorrido por la vida nos confronta con la realidad de nuestras elecciones y acciones tomadas a lo largo del camino, de la influencia del contexto en el que vivimos y nos desarrollamos, en donde pueden aparecer cicatrices de dolor o pesares, pero también la experiencia y la sabiduría adquirida, arrugas que cuentan las historias y las alegrías vividas, canas que testifican el recorrido por la vida. Un cúmulo de experiencias y aprendizajes que permiten poder abrazar la calma y la paciencia, en donde la autenticidad se vuelve el lema y nos permite disfrutar de la libertad de ser uno mismo.
Atendiendo al enfoque personal, está claro que las experiencias individuales de cada persona, como la salud, las relaciones interpersonales y el entorno, pueden moldear su visión del envejecimiento. Así, algunas personas ven en la vejez la oportunidad para disfrutar de la vida de una manera mucho más relajada, centrándose en actividades que antes no tenían tiempo para hacer y que ansiaban. Otras, en cambio, pueden considerar la vejez como una fase de declive físico y mental, experimentando cambios en los que pueden percibirse pérdidas.
Relacionado con la perspectiva social, hay argumentos que defienden que las personas mayores pueden seguir siendo contribuyentes muy valiosos a la sociedad a través de la mentoría, el voluntariado y otros muchos roles en los cuales la experiencia es un tesoro de mucho aporte que hay que aprovechar y que beneficia de forma muy positiva a las nuevas generaciones y a la sociedad en general. En el lado más negativo, hay miradas que exaltan la juventud de una forma muy sobrevalorada y percibe la vejez como una carga económica para la sociedad, especialmente en términos de atención médica y pensiones.
Desde el enfoque de la salud, hoy más que nunca se promueve la idea de un envejecimiento activo, en el que las personas mayores participan en actividades físicas y mentales para mantener un estilo de vida saludable a lo largo de todo su ciclo vital. La perspectiva más negativa se centra en los desafíos de la dependencia y la necesidad de cuidados que algunas personas pueden necesitar a medida que las personas van envejeciendo.
Para finalizar, desde una perspectiva psicológica se evidencia que la vejez puede ser una oportunidad de crecimiento personal, en donde la reflexión y la experiencia den significado a la vida, aceptando las limitaciones que se puedan ir dando al mismo tiempo que se abre el entusiasmo por las nuevas formas de entender y disfrutar la vida. En donde, se acepte y alie con lo positivo de recorrer toda una vida, evitando experimentar ansiedad o miedo a medida que se van dando los cambios físicos y mentales
Sin duda, cumplir años es una gran oportunidad para practicar la aceptación del proceso natural del envejecimiento, testimonio visible de la resiliencia y la capacidad de adaptación que hemos desarrollado a lo largo del tiempo vivido. Una gran oportunidad de desarrollar una actitud positiva hacia la edad, una etapa de la vida en la que podemos disfrutar de la experiencia de vivir y de la conciencia de lo verdaderamente importante. En donde la sabiduría acumulada brilla con luz propia, irradiando calma y serenidad, amplitud de perspectiva, exaltando la resiliencia desarrollada, el autoconocimiento y la menor preocupación por la opinión de los demás nos acompañan para mantener y centrarnos en relaciones y actividades significativas. En la que adoptar una perspectiva temporal diferente, en la que el presente, los pequeños momentos, la gratitud y la satisfacción por las pequeñas cosas acaparan todo el protagonismo. Un capitulo de la vida que permite explorar y descubrir pasiones, renovando el sentido de propósito, una invitación a reflexionar sobre las lecciones aprendidas, en donde la madurez emocional y la capacidad de manejar la complejidades de la vida son regalos que el tiempo nos va otorgando y nos brinda a celebrar cada instante de la vida.
En palabras que nos dejó el guionista y director de teatro Ingmar Berma "envejecer es como escalar una montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, y la vista más amplia y serena". La madurez y la vejez son capítulos de la vida que brillan con la luz propia, etapas en la que podemos ser jóvenes de nuevo pero con más experiencia, solo se necesita la actitud para ello.
- Ardila, A. (2012). Neuropsicología del envejecimiento normal. Revista neuropsicología, neuropsiquiatría y neurociencias, 12(1), 1-20.
- Komarovsky, S. (1986). La crisis de la edad media de la vida. Acta psiquiátr. psicol. Am. Lat, 203-6.