Hoy me he encontrado con un vídeo que comparto al final de este post, un rap contra el racismo, dentro de una campaña de sensibilización, promovida desde la ONG Movimiento contra la intolerancia, una campaña que busca combatir el grave problema que supone el racismo, la desigualdad, la discriminación y todas sus variantes.
El problema de "desigualdad" sigue presente en nuestra sociedad, persisten prácticas del dominio que atentan contra la vida y los derechos fundamentales de las personas, un problema social que sigue existiendo a nuestro alrededor y que está extendido por todo el mundo.
Si miramos atrás, vemos que a lo largo de la historia, en nuestra sociedad, se han dado muchos cambios y ha habido una evolución importante en cuestiones de desigualdad, pero la realidad es que la lucha por una justa equidad nos presenta todavía un camino largo por recorrer, un camino con mucho por hacer para poder corregir los graves problemas que genera el racismo, la discriminación, la desigualdad...
Vivimos una realidad, en la que todavía la raza, al igual que otras formas de opresión como el género, la clase social, la orientación sexual, la situación económica, y la discapacidad, entre otras, se presentan como elementos diferenciadores, marcadores de un trato diferente y perjudicial hacia personas o colectivos concretos. Sin duda, estos elementos diferenciadores se presentan como formas de opresión que no actúan solas, sino que además se combinan entre ellas, para crear aún más daño, si cabe, y que son las responsables del gran impacto de la discriminación social que tanto daño genera en el mundo.
Sin tener que rebuscar demasiado, se nos presentan imaginarios que se van creando como resultado de una construcción cultural y que, por medio de una performatividad discursiva, contribuyen a formar estereotipos generalizados sobre colectivos concretos. Estereotipos que se van gestando a través de un discurso, discurso que se repite una y otra vez, como construcción social de la verdad, y que es creado políticamente para dominar. Un discurso que paso a paso se va consolidando y tomando fuerza por medio de instituciones que son las responsables y que se encargan de normalizar la vida en sociedad.
Desde que nacemos vamos interiorizando todo este discurso social que se va creando, que se nos inculca como la verdad, lo que es bueno y lo que es malo, lo que es y lo que no es, lo que está bien y lo que está mal, lo que está bien visto y lo que no... y con ello nos quedamos, lo asumimos como lo veraz, como lo correcto, y así lo utilizamos para aplicarlo juiciosamente en nuestra sociedad.
Vemos como la raza, el género, la orientación sexual, y otras formas de diferenciación, forman parte de un mecanismo de poder que constituye y marca la línea divisoria transversal que atraviesa y organiza las relaciones de opresión.
Un tremendo problema social que requiere del compromiso de todos, un compromiso hacia una convivencia basada en la Tolerancia, una justa y sana tolerancia que implique respeto, aceptación y aprecio hacia la diversidad de nuestra sociedad, del ser humano, de nuestro mundo. Al fin y al cabo la riqueza del ser humano, lo que nos hace únicos, es justo esa diversidad, las diferencias individuales que se dan en cada uno de nosotros, cada individuo es único e irrepetible, todos diferentes, todos iguales.
SÓLO UNA RAZA : LA RAZA HUMANA.
TODOS DIFERENTES, TODOS IGUALES.
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