
Tengo que reconocer que personalmente ¡no me gustan nada! y menos esas "etiquetas" que se otorgan "ampliamente" sobre toda la identidad de la persona. Considero que pueden llegar a ser "peligrosas". Este post va sobre ello, algunas reflexiones sobre las etiquetas que ponemos/colgamos a las personas, sobre todo a los niños y adolescentes. ¿Me acompañas?
De forma muy generalizada hay una gran tendencia a confundir el comportamiento con la identidad de la persona. ¿Son lo mismo? ¿Una persona es su comportamiento? ¿El comportamiento es la identidad? ¿Eso es así?
Pues bien, sin entrar en profundidades y muy por encima, podemos entender el comportamiento como la forma de actuar, posicionarse o proceder de una manera determinada. No podemos olvidar que esta forma de actuar está situada y determinada por un contexto concreto.
Por su parte la identidad iría mucho más allá, ya que no es algo estático, podríamos entenderla como la definición de la persona en todos sus ámbitos, aunque seguro que nos quedaríamos cortos.
La realidad es que la identidad de una persona va emergiendo como fruto de una comunicación bidireccional, del lenguaje, de sus relaciones, de sus experiencias. Se va desarrollando como resultado de las preguntas y respuestas de los otros hacia uno mismo, de uno mismo hacia los demás y hacia si mismo.
Si lo entendemos de esta forma entonces, ¿qué sentido tiene otorgar algo tan rígido, estático y concreto como una "etiqueta"?
¿Es lo mismo decir "eres un niño malo" a, por ejemplo "estás teniendo un comportamiento inadecuado o malo" ? ¡Considero que no, no es lo mismo! De igual forma que no es lo mismo hacer el tonto que serlo.
Posiblemente tenemos una gran facilidad para juzgar y criticar la identidad de las personas por acciones y comportamientos concretos, sin saber lo que hay detrás de los mismos. Tendemos a etiquetar a las personas, a atribuirles cualidades físicas o psíquicas que son fruto de nuestra percepción y/o experiencia. Juicios que no son más que valoraciones subjetivas de un hecho, o de hechos condicionados por un contexto determinado. Opiniones personales que se fundamentan en el punto de vista de quien la emite.
Un excelente vídeo, "las etiquetas son para las latas", nos muestra la gran cantidad de prejuicios que tenemos y como estos nos perjudican. Posiblemente un llamamiento para que antes de etiquetar a las personas, nos permitamos tomarnos nuestro tiempo en conocerlas más allá de nuestra primera impresión y de un contexto determinado, contexto que puede estar condicionando ese "juicio rápido".
Si nos paramos a reflexionar, podemos comprender que si una persona se comporta o actúa de una forma incorrecta, atendiendo a lo que se espera en una situación determinada, lo normal sería criticar ese comportamiento y no a la persona, por supuesto sin olvidar comunicarnos de forma ASERTIVA para que pueda resultar constructivo.
Pero ¿cual es el motivo que nos lleva a etiquetarlo todo? La razón podría ser que, en nuestra condición de seres sociales, necesitamos organizar nuestra realidad, por ello el hecho de "etiquetar" supone un gran ahorro cognitivo, cuestión de practicidad para nuestra mente. Poner etiquetas simplifica nuestra realidad y por lo tanto reduce nuestra carga cognitiva.
Lo que ocurre es que, en la mayoría de las ocasiones, los resultados que se obtienen del "etiquetado" no es lo que buscamos ¿o sí? , posiblemente tendríamos diferentes opiniones al respecto...
De lo que no hay lugar a duda es de que, la mayoría de las etiquetas que atribuimos simplemente responden a prejuicios, juicios rápidos. A veces no somos plenamente conscientes, pero juzgamos y etiquetamos muy ligeramente a las personas, y ello puede llegar a producir mucho daño.
Tanto si son positivas como negativas, las etiquetas limitan a las personas, las encasillan, por lo tanto hace un flaco favor a las personas y a la sociedad en general.
Está demostrado que la creencia que tiene una persona sobre otra, puede influir en esta, es lo que se denomina EFECTO PIGMALIÓN. Este, demuestra que las expectativas que depositamos sobre los demás, o las que depositan sobre nosotros, afectan al modo en que nos comportamos ante determinadas situaciones y, en consecuencia, así actúan las etiquetas que les asignamos casi de manera inconsciente, sobre todo a los niños y adolescentes. ¿Es lo que buscamos?
En palabras de Virginia Satir "No dejes que las percepciones limitadas de los demás te definan", una gran frase a tener muy en cuenta. Virginia Satir (1916-1988), notable autora y trabajadora social, psicoterapeuta estadounidense, conocida especialmente por su enfoque de terapia familiar en el que aporta un gran trabajo al respecto, desarrollado bajo el concepto "convertirse más plenamente humano".
Sin duda, las etiquetas no son para las personas, somos seres con una gran capacidad de cambio y adaptación increíble. Necesitamos abrir el abanico de posibilidades y no establecer límites en nuestro camino. Las capacidades adaptativas deben ir acompañadas de un ambiente que estimule y aliente hacia el desarrollo personal, hacia el éxito personal. Además las etiquetas van contra los principios fundamentales de la educación, que son la comprensión, el aliento y el reconocimiento al esfuerzo y a los logros.
Lo único que aportan las etiquetas es que choquemos con la realidad, nos convertiremos en lo que creemos que somos por lo que los demás determinan. Para hacer cambios en la conducta es necesario haber hecho cambios en nuestra mente, si pensamos que no seremos capaces no lo seremos. Una evidencia de que esa visión es subjetiva es que no todos somos iguales a ojos de los demás. Cada uno debe buscar su camino por sus propias convicciones y no por las de los demás que en muchos casos nada tiene que ver con uno mismo. Que nadie nos limite, que nadie nos diga lo que somos y lo que somos capaz o no capaz de hacer.
“Trate a las personas como si fueran lo que deberían ser y las ayudará a convertirse en lo que son capaces de ser.” Goethe
Las críticas y los juicios pueden resultar positivos, siempre que sean constructivos y puedan aportar valor en el desarrollo de la persona. Para ello es importante, que a la hora de emitirlo se reconozca que es una opinión personal, se ponga el foco en el hecho y no en el "ser" y también se asuma la parte de responsabilidad que se tiene al emitir el juicio, es decir, comunicar lo que se pretende conseguir emitiéndolo.
¿Cual es tú opinión? ¿Te ha gustado? Me encantará recibir tus comentarios. Graciassssss ;)
- Faros (2014). Poner "etiquetas" a los niños no es solución para que cambien de actitud. http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/poner-etiquetas-ninos-no-solucion-cambien-actitud
- Páramo, P. (2010). La construcción psicosocial de la identidad y del self. 40(3), 539-550.
- Morales, J. C. (1978). La teoría social del interaccionismo simbólico. Reis: Revista española de investigaciones sociológicas, (1), 159-204.