Es cierto que cada uno de nosotros, atendiendo a nuestras diferencias individuales, podemos recordar mejor o peor una cara de acorde a distintos factores, como por ejemplo el grado de atención que prestemos en un momento determinado a lo que luego pretendamos recordar. Pero además de estas generalidades, lo realmente sorprendente, son esas personas que una vez ven una cara ya no la olvidan, aunque solo la vean durante unos minutos y luego pasen años o una eternidad hasta que vuelvan a verla, y aún así son capaces de reconocerla con una claridad pasmosa. Son personas con capacidades realmente extraordinarias para reconocer caras y su porcentaje de reconocimiento alcanza el 95% de los casos, son los llamados súper-reconocedores.
¿Es ese tu caso? ¿Podrías ser tú un súper-reconocedor? ¡Compruébalo!
En el siguiente enlace se accede a un test de la Universidad de Greenwich en el cual podemos comprobar nuestra capacidad ante el reconocimiento de caras ¡Anímate y luego nos lo cuentas, es divertido! 😉
➡ Test Universidad de Greenwich: Súper-reconocedores.
Una capacidad increíble, pero ¿qué diferencias podemos encontrar entre un súper-reconocedor y una persona que no lo es? ¿Qué hay que tener para ser un súper-reconocedor? ¿Un súper-reconocedor se hace o nace?
Hoy sabemos que la capacidad memorística se puede desarrollar, por lo tanto, cuanto más se trabaje mejor responderá esta capacidad. Es cierto que la edad de las personas también influye, ya que de forma general, la memoria de una persona de 20 años no tiene las mismas características que cuando tenga 80 años. Con la edad hay capacidades que maduran y otras que declinan, pero esa es otra cuestión en la que aquí no vamos a entrar.
¿Qué pasa realmente con los súper-reconocedores? Sin duda, son personas que tienen desarrollada una gran capacidad en sus procesos de memoria para el reconocimiento de caras, habilidades cognitivas en las que intervienen complejos procesos perceptivos, atencionales, de memoria y toma de decisión. En la actualidad, atendiendo a los estudios que hay al respecto, se sabe que el reconocimiento de caras requiere un procesamiento holístico, una estrategia que comprende la capacidad de ver la cara en su conjunto, teniendo en cuenta la separación entre sus rasgos y formas.
Uno de los modelos propuestos por Bruce y Young, muestra que nuestro cerebro tienen un sistema especializado en la identificación de caras, un sistema que es diferente al de identificación de otros estímulos visuales.
¿Cuales son las ventajas de ser súper-reconocedor?
Esta cualidad, permite tener una perfecta adaptación a situaciones concretas en las cuales el reconocimiento facial de personas es importante y proporciona poder recuperar y asociar información relevante para comprender, gestionar o adaptarse mejor a un contexto determinado y a sus cambios. Esta capacidad memorística está en relación directa con la atención y percepción, ya que el proceso de selección y captación de información está orientado a priorizar el procesamiento de la información visual de las caras de las personas.
Según Sáiz y Roca, C (2008), las habilidades para el reconocimiento o la identificación deben estar relacionadas con las habilidades para el recuerdo. En cambio una persona que padezca prosopagnosia o ceguera facial, incapacidad para reconocer caras, vería restringida la posibilidad de unir correctamente información de experiencias anteriores y por ello sufriría importantes dificultades para adaptarse con agilidad a los entornos. Sin duda, estas personas se enfrentan a situaciones sociales y profesionales muy difíciles.
Nuestra memoria es un proceso activo que almacena, construye y elabora información partiendo de conocimientos previos. Para ello, está en interrelación dinámica e interactiva con el resto de procesos cognitivos, como atención, la percepción, el aprendizaje, el lenguaje o el pensamiento.
Desde este punto, ya para finalizar, vemos algunas pinceladas de como se llevan a cabo estas dinámicas e interacciones entre la memoria y el resto de los procesos cognitivos señalados:
Atendiendo a la gran cantidad de estímulos a los que estamos expuestos se requiere de procesos específicos de selección, ya que nuestra percepción es limitada y nos sería imposible asimilar toda la información disponible en nuestro entorno. Por ello, el proceso de atención (selección de la información) y el de percepción (correspondientes a la captación de nueva información), entran en funcionamiento, influidos por los conocimientos previos adquiridos que conservamos en nuestra memoria. Es evidente que sin memoria no hay aprendizaje, ya que aprender es ser capaz de volver a ejecutar las acciones o contenidos que hemos retenido. Las respuestas emocionales y respuestas motivacionales son el resultado de experiencias pasadas, conocimientos adquiridos, conocimientos que se retienen en nuestra memoria.
En alusión a nuestro lenguaje, entendiéndolo como el uso de la lengua (hablar, leer y escribir), no hay duda de que requiere que utilicemos códigos que hemos memorizado con anterioridad. Y por último, si lo relacionamos con el pensamiento o la resolución de problemas, también podemos comprobar que requiere utilizar experiencias anteriores para poder generar estos pensamientos y que se lleve a cabo y determine la solución de problemas.
Reflexiones sobre la capacidad de reconocer caras y sobre los súper-reconocedores, reflexiones desde una perspectiva de entre otras posibles.
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